Un aceite muy exclusivo con múltiples usos en la cocina.
Se elabora a partir de un aceite vegetal neutro, en concreto aceite de girasol, porque si se incorpora un aceite de oliva, su sabor es tan fuerte que no se potenciaría el carabinero y en este caso es lo que se quiere conseguir, un aceite marino.
Se confitan las cabezas del carabinero, que es donde tiene concentrada su esencia a baja temperatura y se logra una joya como esta elaborada en Sanlúcar de Barrameda.
La conservación tiene que ser en nevera, para no perder nunca la cadena de frío, ya que no incorpora ningún aditivo artificial, es muy natural, y su caducidad es muy larga.
Admite uso en frío para ensaladas pero también en caliente: lo mejor es incorporarlo a los sofritos para arroces o fideuás marineros, para hacer marisco a la plancha, pescados al horno, en platos de pasta con «frutti di mare», lasañas o canelones de marisco…o a unos buenos guisos marineros, como unos garbanzos con bacalao o unas verdinas con almejas.
